Esta semana, la aparición de una noticia en la que todo un pueblo de EEUU aprende lenguaje de signos para poder comunicarse con una niña de 2 añitos con sordera infantil, nos ha conmocionado por completo.
Ya sabemos que un niño puede tener sordera de nacimiento por complicaciones durante el embarazo o por razones genéticas y hereditarias, e incluso puede adquirir una sordera infantil por enfermedades y lesiones. Pero más importante que la etiología de la sordera, serán las adaptaciones que se hagan en el medio y las adaptaciones y rehabilitación auditiva que se lleve a cabo con el bebé con sordera infantil. Todos sabemos las implicaciones y repercusiones que a nivel cognitivo, emocional y social puede tener una sordera infantil. Sobre todo porque es una población que aún no ha adquirido el lenguaje , que es el medio habitual de acceso al aprendizaje y la puerta hacia la comunicación y socialización de la persona.
Por este motivo es tan importante el concepto de Atención Temprana, la evaluación, el diagnóstico y la rehabilitación correctas lo antes posible. De esa forma evitaremos o al menos minimizaremos los déficits producidos por la sordera infantil. El Logopeda, como profesional sanitario que se ocupa del lenguaje, la comunicación y la audición entre otras áreas, se encargará de elaborar una rehabilitación con actividades de estimulación y comunicación adecuadas en cada caso, ademas de ofrecer ayuda y formación a la familia más cercana del paciente.
Si claro, parte de nuestro trabajo como logopedas es formar a la familia más cercana, normalmente sus padres. Pero ¿Qué pasa con el resto?, ¿qué pasa con los familiares menos cercanos?, ¿y con los profesores?, ¿y con los niños?. Y es que, lo que es seguro, es que somos seres sociales y necesitamos comunicar y comprender lo que otros nos dicen, por el máximo número de personas que nos rodean.
De este modo debieron comprenderlo los vecinos de Newton, en EEUU, donde una niña de 2 años con sordera infantil salía a caminar con sus padres a diario. Los vecinos, al ver los esfuerzos que la niña hacia por comunicarse con ellos, decidieron hacer el esfuerzo recíproco de aprender lenguaje de signos y facilitar así la comunicación con ellos. Un claro ejemplo de convivencia y conciencia social.
En otros países, adoptando ese mismo compromiso con la comunidad sorda, se está implantando el lenguaje de signos como una asignatura obligatoria en el sistema educativo.