¿Es posible prevenir la Tartamudez en los niños cuando comienzan a tener disfluencias?.
La tartamudez es un trastorno del habla que se caracteriza por frecuentes repeticiones, bloqueos o prolongaciones de sonidos, sílabas y palabras. La tartamudez tiene un origen neurológico y en muchos casos tiene una predisposición genética. «Hasta un 50% de los niños que desarrollan tartamudez tiene antecedentes familiares, por lo que aumenta el riesgo de tartamudez persistente si el niño/a tiene predisposición genética».
Los bloqueos, las repeticiones, prolongaciones y tics asociados son solo la parte visible de la Disfemia o Tartamudez. Sin embargo, hay una cara oculta en esta patología que en muchos casos es muy destructiva. La persona sabe lo que quiere decir pero su discurso queda interrumpido de una forma involuntaria. Este hecho va a generar inseguridades, ansiedad, miedo, vergüenza, evitación, frustración, etc. Todo esto, conducirá sin duda a una baja autoestima si no se toman las medidas adecuadas.
Existe una manera de prevenir la Tartamudez o que esta se instale definitivamente cuando los niños comienzan a presentar disfluencias. Lo principal es no retrasar la consulta con el logopeda, es decir, en cuanto observemos alguna alteración o problema de fluidez en nuestro hijo, acudir a su consulta para que evalúe el caso y nos aconseje adecuadamente como proceder. Hay que desterrar los «consejos» que algunos vecinos, pediatras, maestros nos dan: «espera, que se le pasará», «eso es porque es muy nervioso», «es por celos de su hermana», etc. Cuanto antes se acuda al logopeda, más posibilidades habrá de que las disfluencias iniciales no se conviertan en una tartamudez persistente, por lo tanto, la mejor forma de prevenir la Tartamudez es apostar por la detección y atención precoz en estos casos. Conviene recordar que la Disfemia o Tartamudez es la alteración del lenguaje más común en la edad pediátrica y la que más desconcierto y dudas genera en los padres.
Algunas de las características de la Tartamudez que pueden sorprendernos es que no existe un tartamudeo constante, sino que varia en el tiempo, es decir, habrá periodos con muchas disfluencias y días con un lenguaje más fluido. La ansiedad es una consecuencia y no una causa de la tartamudez. La tartamudez no está provocada por padres exigentes, ni por imitación ni para llamar la atención.
Podemos potenciar la comunicación de los niños con Tartamudez desde casa y desde los centros escolares con simples pautas como: Darles el tiempo necesario para que se expresen, sin interrumpir ni mostrar ansiedad ante sus bloqueos o repeticiones. Tener paciencia y centrarnos más en el contenido de lo que nos dicen que en la forma en la que lo hacen. Evitar ante todo, las burlas o risas en clase, fomentando el respeto y previniendo de este modo, que la autoestima de estos niños se deteriore.
El trabajo conjunto y coordinado de Logopedas, pediatras y docentes, unido al esfuerzo del entorno familiar y social es importante para ayudar al niño/a con tartamudez.