A partir de los seis meses, físicamente ya estamos preparados para empezar a masticar. Este proceso de masticación y deglución se va perfeccionando con el tiempo, los órganos implicados van adquiriendo fuerza y destreza a medida que los utilizamos: lengua, labios, mandíbula, garganta… Todos ellos son también órganos del lenguaje.
Además de aprender a comer desde bien pequeños, también estamos sentando las bases para que nuestra musculatura se vaya tonificando y así tener mejor predisposición a empezar a pronunciar los fonemas de forma adecuada.
Una implementación de sólidos tardía, puede suponer una hipotonía en algún o algunos músculos que hagan más difícil la pronunciación de ciertos fonemas o la masticación, siendo necesaria la rehabilitación por parte del logopeda.
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