Hay una gran parte de la población que de forma habitual respira por la boca en lugar de hacerlo por la nariz. Las consecuencias de este hábito nocivo pueden ser muy diferentes y en algunos casos necesitaran rehabilitación por parte de los diferentes profesionales clínicos, entre ellos, el logopeda.
Dentro de las causas puntuales, es más común observar este hábito en los niños por varios motivos: Congestiones nasales que son consecuencia de catarros o rinitis alérgica que pasada la enfermedad, recuperan la respiración normal. En estos casos, desde la consulta de logopedia, aconsejamos una higiene nasal correcta para evitar no solo la respiración por la boca, sino posibles retrasos del lenguaje o del habla ocasionados por falta de audición.
En otras ocasiones, se observa que la incapacidad de respirar por la nariz persiste en el tiempo. Puede ser debido a anomalías orgánicas, como la hipertrofia de amígdalas y/o adenoides (infección e inflamación de anginas o vegetaciones). Esta hipertrofia reduce el caudal de aire que pasa de la nariz a los pulmones y el niñ@ respira por la boca para aportar el aire necesario. Otras causas anatómicas que implican un patrón respiratorio incorrecto son las desviaciones del tabique nasal, malformaciones bucales que impiden cerrar la boca, etc. En estos casos, tras realizar una exploración, el logopeda puede derivar al profesional clínico correspondiente.
Otra de las causas habituales en nuestras consultas por respiración bucal, son los niños que succionan el chupete o el biberón repetidamente, más allá del tiempo recomendado (18 meses). En estos casos, puede estar afectado el patrón respiratorio pero también la deglución y la masticación.
El mayor problema es que esta conducta respiratoria inadecuada se haga permanente. Un niño que a los 5 o 6 años continua respirando por la boca, producirá sin duda un desarrollo anómalo de la cara, la cavidad oral y/o los dientes. Cuando se respira por la boca, el aire no se filtra adecuadamente y aparecen continuas infecciones en las vías respiratorias altas, sinusitis, otitis, etc. Además, los niñ@s que respiran por la boca son propensos a roncar, a tener dificultad para dormir, sufrir apneas y no descansar lo suficiente, por lo que al día siguiente su rendimiento académico puede verse seriamente comprometido a causa de somnolencia, falta de atención, irritabilidad, etc.
Algunas investigaciones incluso van más lejos en este aspecto, asociando la respiración bucal prolongada en el tiempo con problemas graves de tipo cardiaco, nervioso, digestivo y cognitivo.
Los logopedas somos conscientes de todas las repercusiones físicas y psíquicas que pueden derivar de una respiración bucal prolongada en el tiempo. De hecho, en nuestras consultas, es habitual diagnosticar: Síndrome del Respirador Bucal (SRB).
Un signo inconfundible del SRB es la boca entreabierta en situación de reposo o comiendo como se ve en la foto.
Cuando los logopedas realizamos la Evaluación Miofuncional Orofacial observamos otros signos externos en este tipo de pacientes, como: Una cara estrecha y alargada, nariz pequeña con narinas estrechas no funcionales, ojeras, boca entreabierta, labio superior hipofuncional (corto), labio inferior voluminoso y reseco y una lengua grande y en posición baja y adelantada.
Dentro de la boca, nos fijamos en la secreción salival (escasa y espesa), en el aumento de sarro y caries, mal aliento, paladar ojival, apiñamiento dental, tipo de masticación y deglución, etc.
Un aspecto que llama la atención de los padres cuando explicamos esta patología es la modificación postural que se asocia a este síndrome. No imaginan que un patrón respiratorio incorrecto pueda influir y modificar la curvatura de la columna cervical, lumbar, estrechamiento de tórax, adelantamiento de los hombros y cabeza respecto al eje vertical, etc.
Y sin duda y para terminar, una de las implicaciones más importantes en este síndrome es la alteración de la química de la sangre. Si tu hij@ respira por la boca está realizando una respiración insuficiente, lo que produce un predominio de la sangre venosa sobre la sangre arterial que altera el metabolismo y acidifica la sangre. Las consecuencias se observan en una disminución de la capacidad intelectual, falta de atención, falta de memoria y por tanto, un bajo rendimiento y retraso escolar.
Si observas que tu hij@ respira por la boca de forma habitual, no lo dudes, consulta con un logopeda colegiado.